Definitivamente
el vivir cada momento en plenitud es un regalo divino. La mayoría de los seres humanos (o los
habitantes de la ciudad en la cual vivo) estamos tan “acostumbrados” a vivir en
el futuro, a proyectar, planear para no errar en lo que viene, que la vida
presente se desparrama como el agua en nuestras manos (no es malo proyectar ni
planear, al contrario, son herramientas de eficiencia, de orden; pero cuando se
convierten en herramientas que secuestran el presente, ahí es donde el asunto
no es tan eficiente). Y es aquí, en este secuestro, que se experimenta la vida
como un robo, como un algo que nunca tengo entre mis manos, una sensación de
que el tiempo me está comiendo.
¿Qué tal si
mejor nos proyectamos en nuestro presente? Jorge Bucay, terapeuta y escritor
argentino, bien menciona lo siguiente: “¿Qué
mejor momento para las cosas que el momento en que suceden?” Pero estamos
tan distraídos en la planeación del futuro, en la angustia del pasado, en la
ansiedad de la vida. “Cada día tiene su
propio afán” (cfr. Mateo 6,34) entonces, porque no hacer un alto, un pequeño
respiro y dialogar. Disfrutar, disfrutarme, disfrutarte. Estar presente. Esto es lo que yo soy, esto es lo que tengo, estos
son mis dones, estas son mis complicaciones.
Tengo mucho y tengo poco, pero esto es lo que soy. Sin comparaciones absurdas. Mi realidad es única, es mágica y es mía. Creo en un Dios real y verdadero, presente en
mi vida, cercano a mi corazón, un Dios que me ama más de lo que pueda yo
imaginar, un Dios que me ha otorgado el don de la vida para disfrutarla. Quien ha
bendecido mi realidad, así tal cual, con sus detalles normales (¡qué difícil
fue y es bajarme de mi propio cuento de hadas! Pero créanme, bien ha valido la
pena y por mucho). Aceptar mi realidad
me ha abierto las puertas para vivir en plenitud mi presente. Así que hoy lo
puedo escribir: estoy aprendiendo a estar presente no sólo para el otro, sino
también para mí.
Claudia Dios te siga llenando de su amor, y de esa fuerza para aceptar todo lo que el quiera para nosotros.
ResponderEliminarEsme de Hernández
Gracias Esme!! Sí, soy plenamente feliz en El, en su amor...viviendo en plenitud cada día!!! (Y claro, con sus correspondientes retos). Un fuerte abrazo.
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